El ajedrez es un deporte sin contacto físico, donde se enfrentan dos contendientes en una batalla de estrategias, siendo el cerebro el principal “músculo” ejercitado. Es natural por lo tanto, esperar que la práctica de esta disciplina competitiva tenga su influencia en proporción directa al tiempo y dedicación que se le otorgue. Sin embargo los niños, cuyos cerebros están todavía en una fase de maduración, resultan ser mucho más susceptibles al poder modelador del juego ciencia.
Si tienes hijos y además eres un amante del ajedrez, seguramente este artículo te motivará a predicar sus bondades a todos tus conocidos. ¿Ansioso por comenzar? Pues a continuación te ofrecemos una lista de los maravillosos beneficios que el ajedrez puede brindarle a tus hijos:
- Pone en acción ambos hemisferios cerebrales:
Dependiendo de la naturaleza de la actividad, por lo general suele estar más involucrado un hemisferio u otro. Sin embargo, sin importar que se trate de jugadores novatos o expertos, cuando se analiza una posición en el tablero o se piensa en una estrategia, ambos hemisferios entran en actividad. Así lo demostró un sorprendido equipo de investigadores alemanes, que esperaba confirmar un papel mucho más dominante del hemisferio izquierdo, dado el talante analítico del juego.
En los pequeños ajedrecistas, ésto se traduce en un desarrollo integral y equilibrado de todo el cerebro, que lo fortalece para ejecutar otras actividades:
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- Mejora la capacidad lectora: en un estudio realizado por el Dr. Stuart Margulies, se evaluó por dos años la capacidad lectora de niños de 53 primarias de Nueva York que promovían un programa de ajedrez, y luego se comparó su desempeño con estudiantes no ajedrecistas de otros distritos alrededor de Estados Unidos. El grupo de niños que practicaba ajedrez llegó a superar la media nacional, mejorando definitivamente su capacidad lectora.
Que un niño mejore su capacidad lectora hace que se le hagan más sencillas tareas tales como leer libros, tomar apuntes y sacar resúmenes entre otras. - Mejora las habilidades matemáticas: en el mismo estudio, el psicólogo educativo Stuart Marguilies demostró también que el ajedrez mejora las habilidades matemáticas de los niños. El doctor afirma que ésto es gracias a que los procesos cognitivos que se emplean tanto en el ajedrez como en las matemáticas son similares, ya que en ambas áreas se demanda decodificación, comparación y comprensión simbólicas.
- Mejora la capacidad lectora: en un estudio realizado por el Dr. Stuart Margulies, se evaluó por dos años la capacidad lectora de niños de 53 primarias de Nueva York que promovían un programa de ajedrez, y luego se comparó su desempeño con estudiantes no ajedrecistas de otros distritos alrededor de Estados Unidos. El grupo de niños que practicaba ajedrez llegó a superar la media nacional, mejorando definitivamente su capacidad lectora.
- Potencia la memoria:
Los más serios jugadores conocen de primera mano como el ajedrez puede llegar a incrementar su memoria, ya que todo buen jugador necesita recordar los planes que ejecutó su oponente en el pasado y memorizar todos aquellos movimientos que le han ayudado a ganar anteriormente.
En un estudio realizado en Pennsylvania se observó que jóvenes estudiantes a los que se les dio la oportunidad de jugar ajedrez, mejoraron marcadamente su capacidad de memorizar y también sus habilidades verbales, algo inesperado ya que no se suele hablar en las partidas.
- Aumenta la creatividad:
Una de las bellezas del ajedrez es que permite un ilimitado número de movimientos; tantas posibilidades impiden que esta disciplina se restrinja sólo a seguir una combinación predeterminada de jugadas, sino que invita a la imaginación a generar distintas e inesperadas situaciones en el tablero. Los niños pueden explorar a sus anchas, probando nuevas estrategias mientras trabajan sobre la elasticidad de sus mentes sin darse cuenta.
Una investigación de cuatro años hecha por Robert Ferguson mostró, que estudiantes entre séptimo y noveno grado manifestaron mayor originalidad en los proyectos que se les solicitó luego de 32 semanas practicando ajedrez, en comparación con los proyectos de estudiantes que no lo jugaban.
- Desarrolla habilidades de resolución de problemas:
Una partida de ajedrez es como un acertijo que te ofrece un oponente que está continuamente cambiando sus parámetros de juego. Por lo tanto, los participantes están obligados a evaluar constantemente diferentes situaciones e idear una estrategia elástica capaz de contrarrestar la del contrario. El niño aprende a usar su intuición sin dejar de reconocer que cada decisión debe tomarla con responsabilidad, todo ésto bajo la presión del tiempo que también debe aprender a administrar.
En New Brunswick se realizó un estudio en el que participaron 450 estudiantes, divididos en 3 grupos: el grupo A era el grupo control, que cursaba el pensum regular de estudios. El grupo B complementó sus estudios con clases de ajedrez, pero desde segundo grado en adelante. El grupo C hizo lo propio pero con niños desde el primer grado. En una prueba estandarizada aplicada luego a los tres grupos, se obtuvo que el grupo C pasó de un 62% de respuestas correctas a un 81,2%, ¡superando al grupo A por 21,5%!
- Mejora la concentración:
Según las reglas, el oponente no está obligado a decirte que pieza jugó cuando por estar distraído, no prestaste atención a su movida. En este juego, mirar hacia otra parte o pensar en otra cosa sólo por un instante, puede resultar en la pérdida de la partida. Debido a que el ajedrez requiere tanta concentración, los jugadores llegan a ser capaces de aislarse mentalmente de toda distracción exterior.
A través del ajedrez, los niños aprenden a enfocarse no sólo en lo que ocurre en el tablero, sino que eventualmente logran exportar esa capacidad a cada actividad de su vida diaria que lo requiera.
- Puede aumentar el coeficiente intelectual:
Siempre se ha hecho la pregunta ¿puede el ajedrez hacer al jugador más inteligente? Pues al menos un estudio presenta evidencia a favor; éste se realizó en Venezuela y tomó en cuenta una población de 4000 estudiantes de bachillerato que luego de 4 meses de estar practicando ajedrez, presentó un aumento considerable en la puntuación de su coeficiente intelectual.
El pensamiento y el razonamiento son dos cosas distintas y ambas son ejercitadas por el ajedrecista. El pensamiento es una actividad mental en el que se reflexionan y consideran varios aspectos que son de interés; el razonamiento en cambio, puede entenderse como la búsqueda de la mejor alternativa posible. Ejercitar estos elementos afina el intelecto.
- Enseña a planificar y hacer previsiones:
Se ha confirmado que la última parte del cerebro en desarrollarse es la corteza prefrontal, precisamente el área implicada en la planificación, los juicios de valor y el auto control. Debido a ésto, un adolescente mostrará señales de inmadurez hasta que esta zona esté completamente formada.
El ajedrez, juego de estrategia por excelencia, activa de manera especial esta sección cerebral tan crucial para el buen desenvolvimiento del individuo en la sociedad. La introducción temprana de los jóvenes al ajedrez, acelera este proceso de maduración que podría incluso llegar a salvarles la vida, al cuidarlos de tomar decisiones imprudentes e irreflexivas.
- Promueve la inteligencia emocional:
Involucrar a los niños en el mundo del ajedrez favorecerá un equilibrio armónico entre lo racional y lo emocional, haciendo que los pequeños mejoren además sus habilidades interpersonales. Entre algunos beneficios podemos mencionar los siguientes:
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- Aprenden a ponerse en el lugar del otro: los infantes con la práctica entienden la ventaja que brinda el aprender a colocarse en la perspectiva del contrincante para predecir mejor sus planes y formular un contrataque eficaz. Ésto les capacitará para hacerlo también en la vida real, haciéndoles sentir empatía por los demás.
- Fomenta el compromiso: nuestros hijos apreciarán el valor del esfuerzo y el compromiso a medida que deseen jugar mejor, porque en el tablero no hay cabida para la suerte ni las trampas. La victoria requiere trabajo duro.
- Ayuda a superar las derrotas: la práctica de esta disciplina enfrentará constantemente a los niños ante desafíos y posibles fracasos. Desde el inicio asimilarán la importancia de apreciar las derrotas como oportunidades para superarse.
- Da control a sus emociones: poco a poco los pequeños aprenderán a contener la euforia al ganar, porque ésta es una contienda entre amigos. Además los chicos se acostumbran a recibir críticas constructivas cuando se analizan las jugadas.
- Enseña a no discriminar: el ajedrez es un lenguaje universal que no se limita a una raza, idioma o edad, sino que es integrador, ya que proporciona un contexto donde los niños podrán conocer y comunicarse con otros que tendrán sus mismos intereses y afinidades.
- Equidad y nobleza: los jóvenes se enfrentan siempre en igualdad de condiciones; aquí incluso ofrecer una ventaja al oponente no es aceptable, pues el honor y la nobleza son ingredientes intangibles que forman parte de la experiencia del juego. Ésto también se puede apreciar al descubrir que las reglas exigen que se le advierta al adversario que su Rey está siendo amenazado, dándole la oportunidad de escapar o rendirse.
Lo antes expuesto deja muy en claro que el ajedrez es un excelente maestro que puede sacar a la luz, especialmente en los niños, muchas destrezas latentes, que se descuidan en los medios educativos tradicionales. Tenemos al alcance de nuestras manos la oportunidad de otorgarle a esta nueva generación, una ventaja decisiva en el campo académico, además de una formación en valores y convicciones que les servirán para toda la vida. Definitivamente el ajedrez es un medio perfecto para instruir integralmente a nuestros pequeños de una forma amena y emocionante, donde el único peligro que llegaremos a temer es que se vuelva una adicción, muy saludable.
Nota:
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